Psicologos en Ciudad Real

IDEAS EQUIVOCADAS SOBRE LA DEPRESIÓN Y SU TRATAMIENTO

Jesús Sanz y María Paz García-Vera

 

El trabajo y su primera parte (Sanz y García-Vera, 2017) analizan lo veracidad de diez ideas sobre la depresión y su tratamiento que se defienden en medios de comunicación de amplio difusión en Internet o en algunos guías de práctico clínico y manuales de psicopatología o psiquiatría de prestigio. Estos ideos obstaculizan que los pacientes accedan o un tratamiento adecuado para su depresión y favorecen lo medicalización del mismo en detrimento de los tratamientos psicológicos. En este segundo trabajo se contrastan seis ideas sobre el tratamiento de la depresión con los resultados de la literatura científica. Una revisión de esto literatura indica que contrariamente a esas ideas, la psicoterapia cura la depresión y, al menos en el caso de la terapia cognitivo-conductual, es eficaz tanto en la depresión leve o moderada como en la grave, es igual de eficaz que la medicación antidepresiva, previene mejor que esta las recaídas y recurrencias, y suele ser un tratamiento de corta duración. Los resultados de esta revisión se discuten en el contexto de la necesidad y de las dificultades para transmitir información sobre la salud basada en los conocimientos científicos vigentes.

 

 

 

De las siete psicoterapias, la Terapia Cognitiva Conductual fue la que mostraba los resultados de eficacia más robustos. Así, la Terapia Cognitiva Conductual fue la única psicoterapia que en ambos tipos de metaanálisis (clásico y en red) se mostró significativamente superior a los tres tipos de condiciones de control: lista de espera, atención usual y placebo (tabla 3 de Barth et al., 2013). Además, la Terapia Cognitiva Conductual fue una de las tres psicoterapias que se mostraron eficaces (junto a la interpersonal y la resolución de problemas) cuando los análisis se restringieron estudios que habían incluido grupos de tratamiento de al menos 50 pacientes, para así poder controlar los sesgos encontrados debidos al uso de muestras pequeñas.

 
 

 

La psicoterapia es menos eficaz que la medicación antidepresiva

Al contrario de lo que sugieren ciertas guías de práctica clínica y ciertos manuales de psiquiatría o psicopatología (American Psychiatric Association, 2010; González Pinto et 01., 2009; Vallejo Ruiloba, 2005; Vallejo y Urretavizcaya, 2015), la literatura científica actual demuestra que algunas de las terapias psicológicas que han demostrado sólidamente su eficacia para la depresión mayor son iguales de eficaces que los antidepresivos.

En definitiva, según la literatura científica actual: (a) los tratamientos psicológicos son iguales de eficaces para la depresión menos grave que para la más grave, y (b) la medicación antidepresiva y la Terapia Cognitiva Conductual no difieren en su eficacia en el tratamiento agudo de los pacientes con trastorno depresivo mayor grave.

Un reciente metaanálisis sobre la eficacia de las intervenciones psicológicas para prevenir las recaídas en adultos que se habían recuperado de una depresión, tanto la Terapia Cognitiva Conductual como la terapia interpersonal y la terapia cognitiva basada en la atención plena (mindfulness) consiguieron a los 12 meses, una reducción significativa del 22% de las recaídas en comparación con las condiciones de control.

Hollon et al. (2005; DeRubeis et al., 2005) encontraron en una muestra de pacientes con un trastorno depresivo mayor moderado o grave, que con 16 sesiones de Terapia Cognitiva Conductual, el 58% de los pacientes mejoraron y, con tan solo 3 sesiones de Terapia Cognitiva Conductual de refuerzo durante el siguiente año, el 69,2% de los pacientes que habían mejorado no recayeron a los dos años de haber finalizado el tratamiento inicial, porcentaje significativamente mayor que el encontrado entre los pacientes que habían recibido inicialmente medicación antidepresiva (23,8%), y también mayor, aunque no significativamente, que el encontrado entre los pacientes que además habían recibido medicación antidepresiva de forma continuada durante el siguiente año (52,8%).

En resumen, aunque el tratamiento psicológico de la depresión podría alargarse en función de las características del caso (p. ej., con una comorbilidad elevada y un deterioro funcional muy importante), habitualmente es un tratamiento corto y, por tanto, la idea de que el tratamiento de la depresión es largo es falsa en parte, al menos en lo tocante a la psicoterapia.

Después de un tiempo razonable sin obtener los resultados esperados se debe modificar el tratamiento y utilizar otras alternativas terapéuticas eficaces como, por ejemplo, la combinación de psicoterapia y medicación antidepresiva. Sin embargo, esta modificación y esta combinación hay que contemplarlas de nuevo tanto cuando falla la psicoterapia, como cuando lo hace la medicación.

 

CONCLUSIONES

 

 Siguiendo la línea de su primera parte (Sanz y García-Vera 2017), el presente trabajo pretendía analizar, a la luz de la literatura científica más actual, la veracidad de seis ideas sobre el tratamiento de la depresión que son defendidas en medios de comunicación de amplia difusión en Internet o en algunas guías de práctica clínica y manuales de psicopatología/ psiquiatría de prestigio.

La Guía de práctica clínica sobre el manejo de la depresión en el adulto del Sistema Nacional de Salud (Grupo de trabajo 2014), reconoce que "la Terapia Cognitiva Conductual obtuvo puntuaciones similares al tratamiento farmacológico antidepresivo (fundamentalmente ISRS y ADT) en las escalas HRSD y BDI, tanto al finalizar el tratamiento como al mes de seguimiento mientras que a los 12 meses de tratamiento se observó cierta superioridad de la Terapia Cognitiva Conductual ", que "la Terapia Cognitiva Conductual presentó menor riesgo de discontinuación, en términos de abandono precoz del tratamiento, que el tratamiento antidepresivo farmacológico, y menores tasas de recaídas al año de seguimiento", y que "no se observó ningún beneficio en añadir tratamiento antidepresivo a la Terapia Cognitiva Conductual al finalizar el tratamiento o al mes”.

 

LO QUE EL CORAZON QUIERE, LA MENTE SE LO MUESTRA


Esta es una entrevista que La Vanguardia Digital le realizó al Dr. Mario Alonso Puig.


¿Psiconeuroinmunobiología? 


Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.

¿De qué se trata?

Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto manteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.

 

¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de sabios? 


Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.


¿Cambiar la mente a través del cuerpo?

 

Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.

 

Exagera. 


Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad.

 

Más recursos...

 

La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades.


¿Por qué nos cuesta tanto cambiar? 

 

El miedo nos impide salir de la zona de confort, tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de esa zona.

 

Deme alguna pista. 

 

Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia.


Ver lo que hay y aceptarlo.

 

Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación.

COMPETENCIA EMOCIONAL 

Rafael Bisquerra Alzina

 

Habilidades de vida y bienestar

Capacidad para adoptar comportamientos apropiados y responsables de solución de problemas personales, familiares, profesionales y sociales. Todo ello de cara a potenciar el bienestar personal y social.

1.    Identificación de problemas: capacidad para identificar situaciones que requieren una solución o decisión y evaluar riesgos, barreras y recursos.

2.    Fijar objetivos adaptativos: capacidad para fijar objetivos positivos y realistas.

3.    Solución de conflictos: capacidad para afrontar conflictos sociales y problemas interpersonales, aportando soluciones positivas e informadas a los problemas.

4.    Negociación: capacidad para resolver conflictos en paz, considerando la perspectiva y los sentimientos de los demás.

5.    Bienestar subjetivo: capacidad para gozar de forma consciente de bienestar subjetivo y procurar transmitirlo a las personas con las que se interactúa.

6.    Fluir: Capacidad para generar experiencias óptimas en la vida profesional, personal y social.

 

Conciencia emocional, que consiste en conocer las propias emociones y las emociones de los demás. Esto se consigue a través de la autoobservación y de la observación del comportamiento de las personas que nos rodean. Esto supone la comprensión de la diferencia entre pensamientos, acciones y emociones; la comprensión de las causas y consecuencias de las emociones; evaluar la intensidad de las emociones; reconocer y utilizar el lenguaje de las emociones, tanto en comunicación verbal como no verbal.

 

La regulación de las emociones probablemente sea el elemento esencial de la educación emocional. Conviene no confundir la regulación (y otros términos afines: control, manejo de las emociones) con la represión. La tolerancia a la frustración, el manejo de la ira, la capacidad para retrasar gratificaciones, las habilidades de afrontamiento en situaciones de riesgo (inducción al consumo de drogas, violencia, etc.), el desarrollo de la empatía, etc., son componentes importantes de la habilidad de autorregulación. Algunas técnicas concretas son: diálogo interno, control del estrés (relajación, meditación, respiración), autoafirmaciones positivas; asertividad; reestructuración cognitiva, imaginación emotiva, atribución causal, etc.

 

La motivación está íntimamente relacionada con la emoción. Motivación provienen de la raíz latina movere (mover); igual que emoción (de ex-movere, mover hacia fuera). La puerta de la motivación hay que buscarla a través de la emoción. Através de esta vía se puede llegar a la automotivación, que se sitúa en el extremo opuesto del aburrimiento, y que abre un camino hacia la actividad productiva por propia voluntad y autonomía personal. Este es uno de los retos de futuro de la educación.

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